¡¡¡PLANES!!! NI DE COÑA by Marian Arpa

¡¡¡PLANES!!! NI DE COÑA by Marian Arpa

autor:Marian Arpa [Arpa, Marian]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2024-04-25T00:00:00+00:00


Capítulo 23

Cuando aquella tarde llegaron al puerto, Lea se fue, le había dicho a Eliot que se encontrarían en la plaza. La canguro tenía que irse y le llevaría el niño. Además, podía aprovechar para pasar por la tienda de Fazio y decirle que fuera al puerto a ver el ánfora que habían recuperado de las aguas.

Los muchachos quisieron quedarse para ver trabajar a Fazio, nadie tuvo ningún inconveniente, ellos bromeaban y se entretenían mientras esperaban. Conocían a ese hombre de una tarde en la que Lea los llevó a la tienda enseñarles lo que vendía y tenía expuesto como si se tratara de tesoros.

Eliot se reunió con sus amigos y se tomaron unas cervezas, aquel día todos estaban muy entusiasmados.

—¿Dónde ha ido Lea? —La voz de Jan sonó impertinente—. ¿No debería de haber regresado ya?

—No va a volver. —Eliot observó con disimulo la reacción de su hermano.

—¿Ah no? —preguntó frunciendo el ceño.

—No.

—Y, ¿dónde ha ido?

Los amigos de Eliot encontraron muy raro ese interrogatorio.

—Hoy ya ha trabajado sus horas —dijo Warren—. Lo que haga no es asunto nuestro. —Ese mismo día Eliot le había dicho que necesitaba de sus servicios profesionales, y le había contado a medias la historia de Lea. Esperaba poder hablar con él y enterarse de todo el lío, pero sabía que Jan estaba metido en ello. Si nunca le había caído bien, saber que había causado trastornos a aquella mujer que le había demostrado ser una profesional, hizo que lo viera como la sabandija que era.

—Claro que es asunto nuestro, va a casarse con Eliot. Yo creo que…

—¿Qué? —Lo interrumpió su hermano, que estaba perdiendo la paciencia.

La subida de tensión la rompió Fazio al llegar. Los muchachos lo rodearon en cuanto él se acercó al ánfora, los mayores se quedaron a distancia, viéndolo tocar y reconocer el hallazgo. El hombre buscó en unos libros que llevaba y lo identificó. Era una imitación muy lograda, copiada de otra pieza de unos mil años de antigüedad, esa tendría unos diez años, como mucho; tenía valor, el trabajo era muy fino, las inscripciones se podían leer perfectamente y estaba en muy buen estado de conservación.

—¿Dónde la habéis encontrado?

—Junto a los restos de un barco berberisco —informó Dylan—. Estaba protegida por sedimentos y maderos corroídos que se deshacían al tocarlos.

—Todo eso la ha mantenido intacta.

—¿De qué época es? —preguntó uno de los chicos.

Fazio sonrió ante las caras de expectación de los jóvenes.

—Lamento deciros que no es de ningún barco pirata. A veces la organización de turismo de Siracusa hace competiciones para encontrar tesoros y sumerge objetos como este como cebo para los concursantes. Imagino que este no fue hallado por ninguno de ellos. —Los muchachos soltaron un resoplido de desilusión—. Lo que no quiere decir que no valga nada —añadió—. Las inscripciones están muy bien hechas, y es una buena imitación.

—¡Vaya, qué chasco! —exclamó Salvatore, y sus amigos se encogieron de hombros con resignación.

Fazio habló con Eliot y le dijo que él se la compraría, que podía sacarse un buen dinero, si es que quería venderla.



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